Once años han pasado desde aquellas lluvias torrenciales, que para la memoria local pueden ser calificadas de históricas. Sin duda, la imagen más llamativa de la fatídica jornada fue la del colapso del puente. La desaparición de un verdadero símbolo local que inundó de tristeza todo un pueblo. Una pérdida muy dolorosa, pero que con celeridad fue sustituida mediante la construcción de un nuevo puente, con mayor capacidad de desagüe, con más facilidad para transitar y con una silueta ya integrada en la identidad local.
En cambio, no tuvo la misma suerte la regeneración de otro símbolo de Beniarbeig como es el CF Beniarbeig. La devastación del polideportivo borró el fútbol de un pueblo que llevaba más de 50 años entregado al deporte. Las consecuencias de la riada fueron más allá de lo material, y es que el mantenimiento del fútbol no requiere tan sólo de un campo con dos porterías, sino que son necesarios muchos esfuerzos por parte de jugadores, directiva, instituciones y afición, para que domingo tras domingo se pueda disfrutar del espectáculo del balón. En municipios pequeños, la actividad futbolística se sostiene gracias a un tejido social ya de por sí débil y precario, donde el simple hecho de mantenerlo en marcha demanda de una buena dosis de voluntad y entrega, por eso, reavivarlo después de años de ausencia puede resultar un auténtico reto.
Con todo, el domingo 25 de noviembre los jugadores del refundado C.F. Beniarbeig entraban en el campo uno a uno llamados por su nombre, era la materialización de meses de dedicación conjunta por parte del club y del Ayuntamiento de Beniarbeig, como principales promotores de la iniciativa. Una empresa en la que rápidamente se han sumado socios, patrocinadores y aficionados que han permitido la recuperación de un fenómeno local que trasciende de lo meramente deportivo.
A las 16:00 de la tarde arrancaba el acto de inauguración del nuevo Campo del Girona, que quiso ser también un homenaje a todas las personas que con su labor han contribuido a la continuidad del CF Beniarbeig desde su nacimiento a mediados del sXX. De este modo, el alcalde Vicente Cebolla Seguí quiso homenajear a los primeros jugadores, Vicente Mas Mengual, Salvador Mas Mengual y Vicente Escrivá Galan, los cuales también fueron los encargados de realizar el pase de honor desde el mediocampo.
También hubo un reconocimiento para los ex presidentes del del CF Beniarbeig, con la entrega de placas a Vicente Carrió Reus, Guido DiCrocce Lucci, José Vicente Miralles Costa, Miguel Escrivá Oliver y José Antonio Ruiz-Orejón Robles. Desde el CF Beniarbeig también se quiso agradecer públicamente al ayuntamiento el esfuerzo realizado y posibilitar la vuelta del fútbol. Los miembros de la junta directiva sorprendieron al alcalde con una bufanda del club y un diploma que acreditaba a Cebolla como socio de honor de la entidad. (Continúa en la siguiente página )
Seguidamente, el silbato del árbitro Juan Leiva Bellido daba por comenzado el partido entre el CF Beniarbeig y el Calpe, un encuentro que para los locales se presentaba ilusionante por el estreno del campo, pero que no servía para menospreciar un rival que se sitúa al frente de la clasificación de la liga. La primera parte se desarrolló bastante igualada, con algunas llegadas y disparos a portería, pero que finalmente no fructificaron en ningún gol. Con lo cual se llegó al tiempo de descanso con el marcador intacto.
El retorno de los jugadores al campo de juego inauguró una segunda parte poco favorable para el CF Beniarbeig, quien en el minuto 50 veía como uno de sus jugadores recibía la segunda tarjeta amarilla, dejando al equipo local con diez jugadores sobre el campo. La merma de efectivos facilitó al CF Calp la llegada a portería y la consecuente anotación de dos goles continuados, en tan sólo dos minutos de diferencia, para también en el minuto 80 conseguir el tercer punto del equipo calpino. Habría que esperar y apurar el tiempo de juego hasta que en el minuto 89 un penalti a favor del CF Beniarbeig permitiera a Javier Picornell Carpi inaugurar el historial de goles locales en el nuevo Campo del Girona, dejando así el que sería el resultado definitivo de 1-3.
Es el mismo Picornell, quien además ocupa el cargo de presidente del club, que expresa su relativa satisfacción con el resultado del encuentro, ya que aunque el resultado no les permita sumar los tres puntos, disponían de factores que no les eran nada favorables, como la indudable calidad de la plantilla del Calpe o las tareas de adecuación del campo que estas semanas les han impedido realizar los entrenamientos con regularidad. Al mismo tiempo, asegura que en estas situaciones donde se juega con desventaja, uno de los principales riesgos es el caer en el desánimo y la desmoralización, un miedo que se encargaron de borrar todos los aficionados locales que se acercaron al campo para de animar. Según Picornell, fue este apoyo el que blindó la motivación del equipo para continuar disfrutando del juego hasta el último segundo antes del triple pitido con que el árbitro anunciaba el fin del partido.
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