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La edición del periódico Las Provincias del pasado viernes 10 de mayo ofreció el artículo «De vuelta a la esencia de la medicina» firmado por B. Ortolà, donde se explica la experiencia de tres médicos que, procedentes de ámbitos profesionales urbanos o de grandes centros hospitalarios, han decidido trasladarse a consultorios rurales y de pequeñas poblaciones.

Son Ricardo Murillo, Àngela Garcia y Marta Vidosa los protagonistas de esta historia, ya que son ellos los que actualmente se hacen cargo de los consultorios médicos de la Vall de Gallinera, en el caso de Murillo y García, y de Beniarbeig, de quien se ocupa Vidosa. En este último caso, el artículo resulta muy interesantes a la hora de conocer qué le ha llevado hasta aquí, como es su día a día en Beniarbeig y, sobre todo, para poner en valor la gran labor que realiza. Es por todo ello que a continuación reproducimos algunas partes del artículo.

Con poco más de 1.300 pacientes a su cargo, Marta Vidosa es la médico de Beniarbeig desde 2015. Hasta esa fecha, había trabajado de coordinadora médico en Dénia desde el 2008. Pero la carga de trabajo le obligaba a estar mucho tiempo fuera de casa, «mis hijos fueron los que me pidieron que buscase una alternativa para estar más tiempo con ellos en casa».

Pidió el traslado y a los pocos días le propusieron la plaza del consultorio auxiliar de Beniarbeig: «era un gran cambio, de estar en un trasatlántico y tener a tu lado a 17 médicos y 6 pediatras, pasaba a estar en un barco de remo, es decir, sola con una enfermera, Judith Crespo, quién reparte su trabajo entre Beniarbeig, Benidoleig y Ondara, por lo que, a veces, estoy sola». Aún así, explica que lesugirieron que probase y que si no le gustaba, le buscaban otro sitio,

«pero llamé para decir que me quedaba».Tras un tiempo en su nuevo puesto, tanto Murillo y Garcia como Vidosa destacan que existen diferencias notables entre la medicina de ciudad y la rural «algunas positivas y otras no tanto». La carga de trabajo es una de las más destacadas.Vidosa en cambio reconoce que ahora debe encargarse de cosas que en Dénia no hacía: «cumplía mi cupo de pacientes y para las urgenciasteníamos un médico. Por suerte tengo a Judith como enfermera con la que me compenetro a las mil maravillas, lo único malo es que no está aquí todo lo que querría».

Otro de los cambios que notan los tres profesionales es la diferencia de recursos. En el medio rural se disponen de muy pocos comparado con la tecnología que tienen al alcance sus compañeros en las ciudades.

Vidosa recuerda que al llegar a Beniarbeig «no se hacían analíticas, los pacientes tenían que desplazarse hasta Ondara y los más mayores dependía de que les llevase alguien». Pero hace dos años el consistorio consiguió que la prueba se pueda llevar a cabo allí los martes impares de cada mes.

Aunque echa de menos más medios, asegura que se apaña con lo que tiene, además remarca como beneficio la «autonomía e independencia en el trabajo, yo me organizo las consultas y las urgencias».Los tres profesionales destacan la importancia de la medicina preventiva, «es más fácil practicarla al tener menor población. Podemos llevar un control más estricto de los protocolos de vacunación o de cribado del cáncer entre otras cosas».

Tener menos pacientes permite estrechar la relación, incluso hasta límites insospechados, «en la consulta hago de médico, de administrativa, de psicóloga incluso de confesora», afirma Marta Vidosa. A pesar de los recursos limitados, hay otros factores que tiene un peso mayor para decantarse por el medio rural: «te puedes sentar en un bar y siempre hay alguien con quien charlar. Además es importantes sentirse respetado, incluso influye el entorno donde se trabaja, la Vall es un lugar idílico», esgrime Murillo. Vidosa y Garcia también lo tienen claro, no se cambiarían a un municipio más grande. De hecho creen que todos los residentes deberían pasar por esta experiencia «al menos una vez en la vida».